Que bellos fuimos.
Salimos de la casa a la plaza.
Salimos de la familia a la multitud.
De un predio cuartelero quisimos un país,
de las migajas del mantel, la panadería entera.
Quisimos un cielo limpio y unas manos limpias
aunque heredamos sólo la sangre y la venganza.
Diréis: factores propelentes y factores atrayentes
en vuestros trabajos fin de máster.
Os diré que fue la belleza de la verdad,
la épica de la justicia, el viento que llegaba
del DF, de Berkeley y de París.
Fuimos afortunados. El destino
nos colocó delante de la realidad,
nos dio una tarea. Hubo que abrir
un país como naranjas.
Hicimos un viaje sin regreso.
Renunciar para ganar. Dejar para coger.
Romper para engendrar.
Abandonar un cálido confort que solo se sostiene
en la ignorancia cómplice, un futuro previsible,
para abrazar la mirada del espejo.
Viaje difícil. Se te rompe el costado.