Profunda intención

LA CURACIÓN DEL SORDO TARTAMUDO

Estás sordo porque no quieres oír la voz de tu dios,

ni la voz de los pueblos, ni la de la madre tierra,

ni la del arte, ni la de la historia, 

ni la voz de la libre conciencia lúcida del otro.

 

Tu inflamado yo te tapona el conducto auditivo

y la omisión de la palabra del otro te destruye, 

te separa de la comunidad,

y tu lengua solo acierta a balbucir,

no tienes nada que decir a quien no escuchas, 

tu saliva está huérfana, tu lengua es un desierto. 

 

Tu soberbia bloquea el yunque y el martillo, 

aplana el paladar, cierra la glotis. 

Estás al margen. No tienes nombre. 

Los que te presentan al maestro, tampoco.

 

Y él te toca los oídos y la boca.

Te señala donde está tu problema,

por donde tienes que empezar a desanudar.

 

Te mete el dedo para abrir un puente,

que los que tengan oídos para oír, que oigan,

y te lubrica la boca con su propia saliva

porque la saliva es símbolo de vitalidad

y es un fluido creado para el beso

y para desinfectar las heridas de los niños.

 

Y ahí está el milagro, 

abres, recibes, 

te incorporas al coro de la humanidad, 

al canto de los siglos,

y al oír comprendes, 

y al comprender estás que te sales

y hablas, 

porque tienes ya tanto que decir.

Profunda intención

La Imprenta, 2024

96 páginas, 18 x 14 cm

Nota final: Enrique Falcón

Maquetación y diseño: David Pamplona Roche

ISBN: 978-84-127993-5-4

Es un libro que se parece muy poco al resto de tu obra y esto está muy bien, corremos el riesgo de repetirnos, que es lo peor. Has echado el resto también en el largo poema amoroso del final, un verdadero tour de force, casi a zaga de los salmos de Ernesto Cardenal con los que tanto te identificas, creo.

Fermín Herrero

Creo que es tu mejor poemario: más allá de la coherencia interna y la unidad, valoro mucho la construcción de cada pieza, la atmósfera que tejes y la resonancia de cada poema.

Alberto García Teresa

Has escrito, en estos tiempos de cólera e insolidaridad, un nuevo tratado sobre el amor y has indagado en la naturaleza de los verdaderos milagros. Ahora que nadie parece escandalizarse cuando alguien considera la justicia social como el mal absoluto, ahora en que palabras como libertad y anarquía parecen haber cambiado de bando, es justo y necesario dejarse llevar por el torrente de tus versos/versículos hacia un futuro menos ominoso…

Andrés Martín